Cuando me hablaron de que se iba a organizar un viaje de intercambio a otro país me emocioné. Me encantaba la idea de que mis hijas convivieran con otras culturas, no como turistas sino desde dentro. Me encantaba la idea además de que practicaran el inglés que llevan "mamando" desde pequeñas.
La primera "desilusión" fue saber que el viaje era a Italia. Me encanta Italia, pero lógicamente no es el lugar ideal para practicar ingles (máxime cuando el centro con el que se hace el intercambio ni siquiera es bilingüe...). Pero bueno, la experiencia pensé que merecería la pena. Además lo planteamos como un premio a nuestra hija según su comportamiento (y de hecho a puntiiiiito estuvimos de no apuntarla) en fin, no nos preocupó porque el instituto premiaría sólo a los mejores, a los que se lo merecieran.
Luego, la chica con la que mi hija va a realizar el intercambio tiene... ¡¡19 años!! ¿Durante una semana vana ser uña y carne, van a compartir experiencias, van a tener las mismas vivencias? Puffff. Me apetece cero patatero. Además ya no sé si cuando la italiana de 19 añitos (o quizás tenga 20 ya cuando toque el viaje inverso) venga a casa, debemos ser mi mujer y yo los anfitriones y presentarle a nuestros amigos más que los de mi hija...
En fin, espero poder hablar todo esto con Mª Jesús o quien quiera queme lo pueda explicar mejor, porque no querría cancelar lo que podría haber sido una bonita experiencia
La primera "desilusión" fue saber que el viaje era a Italia. Me encanta Italia, pero lógicamente no es el lugar ideal para practicar ingles (máxime cuando el centro con el que se hace el intercambio ni siquiera es bilingüe...). Pero bueno, la experiencia pensé que merecería la pena. Además lo planteamos como un premio a nuestra hija según su comportamiento (y de hecho a puntiiiiito estuvimos de no apuntarla) en fin, no nos preocupó porque el instituto premiaría sólo a los mejores, a los que se lo merecieran.
Luego, la chica con la que mi hija va a realizar el intercambio tiene... ¡¡19 años!! ¿Durante una semana vana ser uña y carne, van a compartir experiencias, van a tener las mismas vivencias? Puffff. Me apetece cero patatero. Además ya no sé si cuando la italiana de 19 añitos (o quizás tenga 20 ya cuando toque el viaje inverso) venga a casa, debemos ser mi mujer y yo los anfitriones y presentarle a nuestros amigos más que los de mi hija...
En fin, espero poder hablar todo esto con Mª Jesús o quien quiera queme lo pueda explicar mejor, porque no querría cancelar lo que podría haber sido una bonita experiencia
Bueno, parece que la cosa se calma. Nos dan la razón en que 19 años es una edad excesiva, pero son lentejas y tenemos que ser flexibles. Pues vale. Bueno, seguro que va a ser una gran experiencia para los chicos.
ResponderEliminarPor cierto, hoy ha habido una reunión provocada por un fax de un padree que parecía hablar en nombre de todos cuando no era así. Lo que no entiendo es que a esas reuniones se lleven a los hijos. Creo que es mejor que no estén, pero bueno...
Bueno parece que si se calmo....pero vaya follón que se armo...me quede ^^...es normal estar intranquilos porque lo estamos aunque vayan a Madrid de excursión...pero vamos las cosas que decían en la reunión me quede un poco flipando en colores del arcó iris...lo que falta saber es si iran a la playa...despues de comprar el bañador.
ResponderEliminarQue mania hay de no llevar a los hijos... estas reuniones son propiciadas por ellos porque si no tuvierais hijos no se hablaria de estas cosas y de todas maneras al fin y al cabo se acaban enterando de todo.
ResponderEliminarPor cierto me gustaría quejarme también de que en este instituto dan mucha preferencia a los bilingües parece que los demás no existen y eso me parece muy mal. Segun la Constitución todos tienen los mismos derechos pero parece ser que en algunas cosas no...
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